Descansado el esqueleto
quedan luces en el recuerdo.
Afrontando el día a día
el devenir es armonía
con algúna inoportunidad
que se cruza en la vida,
y al estilo inesperado socavón
hay que adaptar las cercanías.
Algún viento especial,
alguna luz en la ciudad,
los remolinos en el aire
y una noche sideral
evocan franjas vividas por los sentidos,
rápidas, fugaces, visto y no visto...
Se olvidan recorridos,
los nombres, los caminos.
Pero se mantienen los fragmentos
que conforman el puzzle a momentos.
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